EL CAPITAN D. MANUEL DIAZ DE ANDRADE, CABALLERO DEL HÁBITO DE CRISTO; LOS ALFÉRECES D. MANUEL DE ABREU Y D . ANTONIO DE MENDOZA GOVEA, Y OTROS MUCHOS SUGETOS DE MAYOR DISTINCION QUE ACOMPAÑABAN AL CAPITAN DON FRANCISCO DE ALARCON.
CONSTERNADA LA PLAZA CON UN INCIDENTE TAN INESPERADO COMO TRISTE, DISPUSO EL GOBERNADOR SE RECOGIESEN DEL CAMPO LOS CADÁVERES DE LOS CRISTIANOS, QUE MANDÓ DEPOSITAR EN EL TEMPLO DE NUESTRA SEÑORA DE ÁFRICA, DONDE SE LES CANTÓ UN OFICIO FÚNEBRE, DÁNDOLES DESPUES SEPULTURA ECLESIÁSTICA. LOS YERTOS TRONCOS DE LOS SARRACENOS, POR MUCHO NÚMERO FIERON ARROJADOS AL MAR; PERO SE IGNORA CUANTOS PERECIERON.
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