ESTA VICTORIA, QUE ESCITÓ EL ESPIRITU DE LOS ESPAÑOLES, AMILANÓ EL DE LOS ÁRABES EN TALES TÉRMINOS, QUE CONTINUARON DÉBILMENTE LAS HOSTILIDADES CONTRA LA PLAZA, DANDO ESTO LUGAR Á QUE LOS SITIADOS PUDIESEN OCUPARSE EN LA REPARACION DE LAS OBRAS QUE HABIAN SUFRIDO POR EL FUEGO ENEMIGO.
LOS DEFENSORES DE LA CIUDAD CRISTIANA ESTABAN Á CADA MOMENTO DESEANDO REPETIR SUS ENCUENTROS CONTRA LA AGARENA GENTE. EL GOBERNADOR, NO QUERIENDO DEJAR DE UTILIZAR TAN ARDIENTE ENTUSIASMO, MANDÓ TRACTICAR DIVERSAS SALIDAS POR MAR Y TIERRA, QUE TUVIERON BUEN ÉXITO, AUNQUE FUERON DE PEQUEÑA MONTA.
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